sábado, 3 de marzo de 2012

Bendito seas, Padre, por este tiempo tan oportuno, para la conversión y el encuentro, que Tú concedes gratis a todos tus hijos e hijas que andamos desorientados por los caminos de la vida. Bendito seas, Padre, porque llamas a cada hombre y mujer, sea cual sea su historia o su vida, a emprender cada día, de manera más personal y consciente, su compromiso de seguir a Jesús, tu Hijo y nuestro Hermano.Bendito seas, Padre, por despertarnos de nuestros dulces sueños, tan vaporosos e infecundos, por interpelarnos en lo radical de la vida, por liberarnos de nuestras falsas seguridades, por poner al descubierto nuestros ídolos secretos que tanto defendemos e intentamos justificar.Bendito seas, Padre, porque nos das tu Espíritu, el único que puede convertirnos, el único que puede darnos un corazón de hijos, el único que puede atravesar nuestros pensamientos, el único que puede guiarnos por la senda del Evangelio, el único que hace posible nuestra vuelta a tu seno.¡Bendito seas, Padre, por este tiempo tan propicio!

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